El gol de Ángel di María en el minuto 117 de la prórroga a pase de Lionel Messi puso punto y final al suplicio de Argentina ante Suiza, que estuvo a tres minutos de llevar el encuentro de octavos a la tanda de penaltis. Argentina, que tendrá como rival en cuartos a Bélgica o Estados Unidos, se estampó ante una notable selección europea liderada por Xherdan Shaqiri, que generó un puñado de excelentes ocasiones. Pero la Albiceleste, como en el resto del Mundial, tiró de individualidades a falta de juego consistente. Messi y Di María, sus estiletes, se encontraron cuando los penaltis eran irremediables. El rosarino culminó con clase una incursión de la estrella del Barcelona. El Arena Corinthians, futura casa del popular Corinthians de Sao Paulo, se transformó en una Bombonera del Boca Juniors o en un Monumental de River Plate. El público de la Albiceleste recibió a los suyos con poderosos cánticos. Los devotos argentinos aguardaban por más obras milagrosas de Lionel Messi. Goles en el 91 o lanzamientos de falta magistrales. La hinchada ya empezó a habituarse en este Mundial a las genialidades del camisa 10. El alemán Ottmar Hitzfeld puso a cinco centrocampistas y a cuatro defensas que gravitaban en torno del as argentino. Cuatro helvéticos, le rodearon en varias ocasiones. Pocas veces se despegó de esa tela de araña, sobre todo en el primer tiempo. Con Fernando Gago y Javier Mascherano en la sala de máquinas de Argentina, la conexión con Higuaín o Messi era una quimera. Partida como queda la medular de Argentina, la Pulga no tenía más remedio que bajar a recibir. Pero en el centro del campo le esperada la emboscada suiza.En una ocasión escapó a ella en los primeros 45 minutos. Como practica en el Barcelona, explotó el juego interior con paredes cortas hasta llegar al punto de penalti. Allí abrió para Ángel di María, que disparó flojo.
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