Francia 2 Nigeria 0
Francia sufrió demasiado para batir a una dura Nigeria y superar el muro que supuso su portero Enyeama, pero aprovechó los únicos dos errores del guardameta africano para anotar y avanzar a los cuartos de final del Mundial de Brasil. El 2-0 fue mucho premio para una selección francesa dominada durante buena parte del partido y un duro castigo para Nigeria, que no supo resolver la eliminatoria cuando la tuvo a mano. Como boxeadores, Francia y Nigeria dedicaron los primeros minutos a estudiarse, pero en ese ejercicio fueron mucho más aplicados los africanos, que identificaron mejor y más rápido los flancos más débiles de los galos. Tras esos primeros escarceos, Nigeria se adueñó del partido, se soltó y puso en constantes aprietos a una defensa francesa que lucía perdida ante la habilidad de Odemwingie, que tomó la batuta de las Águilas. En la banda izquierda de la defensa francesa Evra dejaba enormes huecos por los que Odemwingie andaba como por su casa, en sociedad con el veloz Moses. Francia no reaccionaba. Intentaba alguna contra, pero chocaba una y otra vez con una defensa nigeriana a veces errática, pero siempre firme y por momentos ruda, pero con toque para salir jugando. El dominio de las Águilas pareció tener premio en el minuto 18, cuando Emenike llegó a batir al portero Lloris. El gol fue anulado por posición adelantada y fue sólo un susto para Francia, pero dejó claro quien mandaba hasta ese momento.
Alemania 2 Argelia 1
Alemania, la todopoderosa Alemania, sufrió para eliminar a Argelia (2-1), que aguantó hasta la prórroga un partido que dominó en muchas fases y que terminó con dos goles de André Schürrle y Mesut Özil y que acabaron con la sed de venganza africana, que no obstante llegó hasta el último instante, tras el postrer gol de Abdoulmene Djabou. Con el recuerdo de aquel duelo bochornoso del Mundial de España 1982 en el que Alemania y Austria dejaron sin torneo a Argelia y que absorbió casi todos los días precedentes al choque, saltaron las dos selecciones al césped del estadio Beira-Rio de Porto Alegre. Todo lo que ocurrió el 25 de junio de 1982, en ese arreglo entre ambos países, todavía escocía en el país árabe. Por mucho que el técnico germano Joachim Löw intentara restar importancia a aquella jornada infame para el fútbol, asegurando que sus jugadores y los argelinos no habían nacido aquel día y no se acordaban de nada, los hombres de Vahid Halilhodzic conocían perfectamente la historia.
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