martes, 18 de agosto de 2015

Athletic de Bilbao hace historia.

En 1984 el Athletic de Bilbao conquistó la Liga y la Copa del Rey, ésta en una final inolvidable por
la violencia con que finalizó en el Bernabéu, frente al Barcelona y en lo que significó la despedida azulgrana de Maradona. Aquel fue el último título rojiblanco logrado en el campo, al que se le añadió la Supercopa sin disputarse al haber logrado el doblete el equipo de Clemente. Al cabo de 31 años de San Mamés vuelven a brotar lágrimas de felicidad. El Athletic sobrevivió en el Camp Nou y apagó el milagro que perseguía un Barça al que penalizó tanto el desastre de Bilbao como la escasa preparación física con que ha abordado este inicio de curso. En Barcelona alguien debería pedir y dar explicaciones de la forma en que se programó el comienzo de la temporada oficial. Después de una preparación física escasa debido a la gira realizada por Estados Unidos, el equipo de Luis Enrique tuvo que acudir a Georgia para la disputa de la Supercopa de Europa… Y apenas cuatro días después ya jugaba en San Mamés la ida de la Supercopa de España.

La Federación Española, más ocupada en su negociado que en la lógica de instaurar un calendario favorable a los intereses deportivos de todos sus clubs, obligó a Luis Enrique a dosificar a sus futbolistas de una manera tan evidente que el invento de los cambios se lo llevó por delante en San Mamés. La superioridad futbolística del Barça quedó anulada por la mayor preparación física del Athletic, que en la ida le atropelló apoyado en la fortuna y resistió en la vuelta. La operación remontada del Barcelona quedó en una utopía y el equipo vasco, al cabo de tres décadas, volvió a disfrutar del sabor de un título.

Y mientras en Bilbao la euforia se desató, en el entorno del Camp Nou comenzó a instalarse la exigencia de pedir responsabilidades por aceptar, sin rechistar, la confección de un calendario que le penalizó de mala manera. Por cierto, el último título del Athletic, la Supercopa de la temporada 1984-85, lo conquistó sin necesidad de jugar porque había logrado el doblete en la temporada anterior. El Barça, campeón del doblete el pasado mes de mayo, sí debió disputar este campeonato por el carácter recaudador de la federación, en connivencia con los clubs, cuando en lógica, como hace tres décadas, el supercampeón debería ser, sin jugar, el equipo azulgrana.

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