Angelique Kerber, Nº6 WTA y preclasificada en séptimo lugar en Australia, volvió a ser noticia para meterse por primera vez en una definición de Grand Slam. La alemana, de 28 años, venía de eliminar a la bielorrusa Victoria Azarenka (14ª cabeza de serie), exbicampeona de este torneo. Ella, por antecedentes y jerarquía, era la que llevaba las de ganar y lo confirmó ante Konta (47ª), novata en esta fase.
Apoyada en su gran defensa, alternando buenos golpes de transición y atacando en ciertos pasajes, la germana dejó en claro su superioridad ante la británica. Kerber arrancó con un quiebre y se puso 3-0, pero con algunos errores y el crecimiento de su rival llegó a quedar 3-4. Otra vez se puso en sintonía y en el undécimo juego consiguió un quiebre clave para hacer la diferencia.
En el siguiente capítulo, volvió a empezar mejor plantada la alemana y lo ratificó con una rotura en el primer game del set. Por momentos, esa ventaja la hizo moverse más tranquila, lo que recargó de más nervios a Konta, quien falló tomando riesgos desmedidos, porque veía que no podía con la resistencia de su rival. Varias veces se equivocó la perdedora con el revés cruzado, ancho, y la firme defensa le dieron a Kerber la mayor alegría de su vida.
Por eso, el premio fue doble para Kerber, porque jugó con la capacidad mental que requería una semifinal de este tipo y tuvo categoría para imponerse a una adversaria que no pudo dar otro golpe en esta gran aventura en Melbourne. Ahora, para la alemana, llega el gran desafío de intentar frenar a Serena. Igual, por ahora festeja y lo tiene bien merecido.
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