PARIS(EFE) -- Comenzar ante su público una Eurocopa que se desarrolla en su país, soportar la presión de ser una de las favoritas, es el reto al que este viernes se enfrenta Francia ante una de las mejores defensas del campeonato, Rumanía, que tratará de aguar la fiesta local.
Los de Didier Deschamps tienen poco margen de maniobra porque del resultado del duelo que el viernes dará el banderazo de salida en el Estadio de Francia a la competición dependerá gran parte de la aventura francesa.
Y de la Eurocopa en general, puesto que los recientes atentados en París y Bruselas han creado un ambiente de inseguridad que parece nublar la alegría que se le supone a este tipo de eventos y que llegará si la selección local mantiene altas sus expectativas.
El seleccionador francés ha conseguido conservar el buen ambiente en un equipo que llega con buenos resultados en los amistosos que ha encadenado en los dos últimos años, pero que en las últimas semanas no ha parado de recibir noticias negativas.
No ha habido una línea de juego en la que Deschamps no haya perdido un titular, bien por las lesiones, bien por problemas de dopaje, bien porque la actualidad judicial se ha interpuesto en el camino de algunos hombres importantes, como Karim Benzema, apartado por su presunta implicación en un caso de chantaje con un vídeo sexual a Mathieu Valbuena.

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