Las dos escuderías protagonistas de este arranque de campeonato recelan la una de la otra. Desde que
los coches se pusieron a rodar en Australia hace poco más de un mes, Ferrari no ha dejado de repetir que Mercedes se guarda algo en el bolsillo, una teoría que según la marca de la estrella no tiene ningún sentido. Parece demasiado rocambolesco pensar que después de tres dobletes consecutivos (de 2014 a 2016), la escudería alemana decida circular a medio gas de forma voluntaria, de modo que habrá que deducir que, efectivamente, esa ventaja a favor de los bólidos rojos no es teatro.
Hasta ahora, Mercedes siempre campó a sus anchas en Rusia, donde además de todas las victorias también monopolizaba las ‘pole’, y había liderado todas las vueltas de las tres carreras celebradas hasta la fecha. Veremos qué ocurre este domingo en Sochi (14:00 horas, Movistar Fórmula 1) después de que Sebastian Vettel rompiera esa inercia en la cronometrada del sábado con un último giro de vértigo. El tetracampeón se colocará el primero en la parrilla, una posición que no ocupaba desde el Gran Premio de Singapur de 2015. En la segunda plaza se instalará Kimi Raikkonen, que en su mejor sábado en muchos años consiguió que Ferrari tiña de rojo esa primera línea, algo que no pasaba desde 2008 (Francia), hace casi una década. Valtteri Bottas (el tercero) y Lewis Hamilton (el cuarto) formarán la segunda línea, a la espera de asaltar a sus principales rivales de cara al triunfo.
Carlos Sainz, que arrastraba una penalización de tres puestos de la prueba anterior (Bahréin) por un incidente con Lance Stroll, no pudo pasar el corte que daba acceso a la última criba de la cronometrada y saldrá el 14º, mientras que Fernando Alonso, recién llegado el jueves desde Estados Unidos, lo hará justo detrás de él.
Más frustrado que nunca en la Fórmula 1, el asturiano ha encontrado en las 500 Millas de Indianápolis el estímulo que de momento no le ofrece ‘el gran circo’ por la flojera de su McLaren, o más bien por los gatillazos del motor Honda que le empuja. “Es increíble lo que perdemos en la rectas. Solo en el primer sector, 1,3 segundos y en las rectas, cerca de tres”, lamentó Alonso nada más bajarse de su MCL32. “Ya lo sabíamos antes de llegar aquí, pero luego llega la crono y claro, quieres más. Me quedo con las siete décimas que le he metido a mi compañero [Stoffel Vandoorne], alguien que ha ganado todas las categorías hasta llegar a la F-1”, zanjó Alonso.
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