Restan tres partidos, apenas nueve puntos. La selección argentina ha superado con dificultades algunos de los escollos que se ha encontrado en el largo camino hacia el mundial de Rusia 2018. Una eliminatoria que ha comenzado con Gerardo Martino en el banco, la continuó con Edgardo Bauza y la concluye con Jorge Sampaoli, este último, comandando una renovación generacional que, de todas maneras, tiene a Lionel Messi como bandera. Tal vez una bandera demasiado pesada y por la cual ya todos vuelven a hablar de messidependencia.
Así y todo, la albiceleste sigue prendida a un lote de cuatro equipos agrupados en apenas dos puntos. Sin embargo, los de Messi y compañía siguen en posición de repesca por diferencia de gol y, si la eliminatoria terminara hoy, jugarían a matar o morir ante Nueva Zelanda. Claro que ni Sampaoli, ni sus dirigidos, pretenden hacer ese viaje. “Como se vienen dando las Eliminatorias, cada partido va a ser muy difícil de resolver porque la presión existe y nuestra obligación no nos tiene que bloquear. Ganar los compromisos en los que nos toca ser locales nos dejaría muy bien parados para clasificar”, admitió el entrenador en rueda de prensa en la que tuvo que aclarar que no está peleado con Messi: “Leo está totalmente involucrado para que Argentina esté en el Mundial, así lo demostró contra Uruguay y lo seguirá haciendo hasta que clasifiquemos”.
Argentina también vive su propio recambio. Tal es así que los tres atacantes que el técnico paró frente a Uruguay (Messi, Dybala e Icardi), y que al parecer repetirá contra Venezuela, nunca jugaron la primera división de la liga argentina, un privilegio que ni siquiera se ha dado el propio Sampaoli. “Mi idea como seleccionador es tener muchos jugadores preparados para cuando les toque jugar en la selección, para que no solo tengan que pensar en el rival sino, también, en el equipo. Busco establecer un estilo de juego y que los jugadores lo puedan llevar a cabo. Las convocatorias tienen que ver con la actualidad en la que esté cada uno de los futbolistas”, explicó el entrenador.
Es muy posible que Argentina clasifique al mundial. Eso lo saben todos y, en la charla de café, ninguno de sus hinchas lo duda. Apelan al factor de mercadotecnia que supone que la FIFA no se daría el lujo de organizar una copa del mundo sin Messi, pero más allá de la teoría conspirativa (de las que los argentinos casi siempre se valen cuando hablan de fútbol), la confianza radica en cosas más sólidas como la historia, la calidad de sus jugadores y la costumbre que la albiceleste tiene de disputar finales y partidos importantes.
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