Holanda 2 Mexico 1
Finalmente. La Frontera Prohibida sigue cerrada para México. La Tierra Prometida, sigue siendo una utopía para el Tri. Se quedó a cuatro minutos de lo probable. Ganaba 1-0, sucumbe 1-2. El Tri se queda parado ante la puerta abierta de cambiar su historia. El muro sigue ahí: intransitable, inaccesible. Cuatro minutos. Suficientes para ir de la comedia al drama, de la euforia a la tragedia. Y ahí terminó México: en la reincidencia del ya merito. En esos cuatro minutos, Sneijder y Huntelar revolcaron la historia. Un error de marca y un penalti, silenciaron la euforia de la tribuna, que palpitaba angustiada, desde que a los 48' Giovani habían lanzado la alerta para dar una nación el derecho a soñar. No alcanzó. Y los sueños rotos duelen más. En el saldo de daños, la lesión de Héctor Moreno al final del primer tiempo condicionaría, sin duda, el desenlace de la segunda mitad.
Cuesta arriba. Por el clima. Por la peligrosidad emboscada del rival. Porque la proclamada Holanda opacaba su propio linaje. Porque proponía el partido, porque se atrevía a jugar a la ruleta rusa. Sí, un primer tiempo cuesta arriba, en el que México supo ser mejor sin tener la potestad absoluta de la pelota. El saldo del 0-0 tiene un rictus de engaño. Porque llegó en condiciones de gol. Dos claras, dos de esas que terminan en tragedia o en proeza. Una fue de Herrera, armándola con un amague, y el zapatazo, del hombre que carga bazuka, es un buscapiés de pólvora mojada, que se escapa a un lado del poste derecho de Cillessen.
Costa Rica vence a Grecias en Penales.
La nación centroamericana continuará con su relato de éxito en la Copa del Mundo. El equipo de Concacaf ha dejado fuera a tres conjuntos de Europa: Italia, Inglaterra y Grecia; ahora enfrenará a uno más: Holanda. El sueño tico se extenderá hasta los Cuartos de Final, un lugar que no había alcanzado en su historia en este torneo.
Grecia luchó siempre. Su historia de guerreros no les permitía otro final. Perder hasta lo último o ganar con la gloria de sus ancestros. El resultado ya era el máximo en su historia. La definición tuvo que ser así. Tras una lucha de 120 minutos de dos equipos que sorprendieron al mundo futbolístico por competir en los Octavos de Final, el desenlace tuvo llegar desde los 11 pasos. Keylor Navas tuvo que aparecer en cada momento complicado de su equipo y lo hizo para lograr historia en su país.
El arquero de Levante tapó el penal decisivo a Gekas, a quien ya había doblegado en los minutos de juego. Ya le habían metido tres penales. Tenía que parar uno. El portero conocedor de ello, retó a su oponente. Lo miró a los ojos y, tras su movimiento, el balón viajó y la mano del portero centroamericano detuvo el disparo. El grito fue estremecedor en la Arena Pernambuco. Y lo fue todavía más cuando Umaña logró meter el penal decisivo. Bryan Ruiz se tiró al césped. Umaña gritó y salió disparado, sus compañeros lo persiguieron al banderín de tiro de esquina. A él y a Navas. El entrenador colombiano Jorge Luis Pinto miró al cielo para agradecer. Los griegos del otro lado estaban devastados. Tirados en el suelo por el sufrimiento de estar tan cerca. La historia de Costa Rica seguirá, a pesar de que por un momento se puso en pausa.
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