Paire claudicó, hundido pese su buen desempeño y al apoyo de su público. Un remate de Nadal fue su despedida. El de Manacor, que al final se interesó cariñosamente por la salud de su rival, se enfrentará el miércoles en segunda ronda al neerlandés Robin Haase.
En la pista Suzanne Lenglen, donde se disputó el partido, los periodistas se ubican en un fondo, muy cerca de los jugadores. Y desde esa privilegiada vista, puedo asegurar que la máquina de Nadal funciona a pleno rendimiento.
En la pista Suzanne Lenglen, donde se disputó el partido, los periodistas se ubican en un fondo, muy cerca de los jugadores. Y desde esa privilegiada vista, puedo asegurar que la máquina de Nadal funciona a pleno rendimiento.
Impresionan la potencia y la calidad de sus golpes, con qué fuerza y rapidez se mueve y como domina el derrapaje. Ante Paire, un jugador que alterna la brillantez con momentos de desconexión y malas decisiones, Rafa salió serio y concentrado, tanto que ni un molesto helicóptero que sobrevoló el Bosque de Bolonia al principio le sacó de su estado. Así ganó fácil el primer set, con dos breaks y solo ¡dos errores! no forzados.
El segundo lo comenzó el astro rompiendo de nuevo el saque de Paire, pero este se rebeló quejoso por el largo descanso de su rival, recuperó el servicio perdido y tomó el mando. Por unos minutos dio sensación de dominio y amenazó con despegarse, pero Nadal, pese a conceder más fallos y "olvidar", como reconoció después, el intercambio de golpes cruzados que le estaba beneficiando, resistió y empezó a mover al francés de un lado a otro, sin descanso. Ese trajín mató al bueno de Benoit y le produjo dolor de tripa. El break en blanco del español para encarrilar la segunda manga tampoco le ayudó.
Una nueva rotura en el inicio de la tercera fue la puntilla para Paire, incómodo también por alguna bola que vio fuera. El médico le dio un analgésico, pero no le sirvió de nada. Nadal ya había puesto la directa y no perdonó. Así dio el primer paso hacia la Décima Copa de los Mosqueteros. El siguiente, Haase.
El segundo lo comenzó el astro rompiendo de nuevo el saque de Paire, pero este se rebeló quejoso por el largo descanso de su rival, recuperó el servicio perdido y tomó el mando. Por unos minutos dio sensación de dominio y amenazó con despegarse, pero Nadal, pese a conceder más fallos y "olvidar", como reconoció después, el intercambio de golpes cruzados que le estaba beneficiando, resistió y empezó a mover al francés de un lado a otro, sin descanso. Ese trajín mató al bueno de Benoit y le produjo dolor de tripa. El break en blanco del español para encarrilar la segunda manga tampoco le ayudó.
Una nueva rotura en el inicio de la tercera fue la puntilla para Paire, incómodo también por alguna bola que vio fuera. El médico le dio un analgésico, pero no le sirvió de nada. Nadal ya había puesto la directa y no perdonó. Así dio el primer paso hacia la Décima Copa de los Mosqueteros. El siguiente, Haase.
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