Un duelo que lo tuvo todo, de principio a fin. El contraste de los estilos de juego, sin dudas, le puso una cuota de mayor intensidad al desafío. La potencia de Del Potro ante el esquema estratégico de Murray. Con dominio repartido, pero un mejor principio y final del escocés, transcurrieron las más de cuatro horas de acción en la final olímpica en Rio de Janeiro. El argentino cayó de pie, en una semana inolvidable; el escocés volvió a tocar la gloria, como hace cuatro años en Londres.
Un partido totalmente distinto a los que venía jugando. Y más que nada por lo que le propuso el rival. Del Potro se sintió incómodo desde el primer momento ante los cambios de altura y velocidad de Murray. Ni siquiera pudo hacer valer su servicio.
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